Aceite de cáñamo premium para animales

Su presencia en la composición, además de hacer que el sabor del producto sea más agradable para los animales (aumentan la palatabilidad de la comida, un factor muy importante en la alimentación) y fácilmente digerible (se emulsionan con los jugos gástricos y poseen propiedades colecistoquinéticas), se debe también a su importancia en el mercado de alimentos saludables como alimentos funcionales, siendo fuentes ricas en compuestos bioactivos. El Aceite de Oliva, por ejemplo, es considerado uno de los principales componentes nutricionales responsables de los beneficios de la dieta mediterránea y la principal fuente de grasas esenciales que reducen los niveles de marcadores de inflamación (como proteína C reactiva, interleucina-6 y factores de necrosis tumoral TNF-α) [17][18], contribuyendo a la prevención de enfermedades cardiovasculares, diabetes y aumento excesivo de peso (las grasas monoinsaturadas en el aceite de oliva ayudan a descomponer la grasa dentro de las células adiposas y a reducir el colesterol, favoreciendo el metabolismo de grasas y proteínas [19]); además, ayudan a mejorar el funcionamiento de las articulaciones y los músculos y a fortalecer el sistema inmunológico (gracias a la presencia de antioxidantes como polifenoles, carotenoides y vitamina E, que ayudan a proteger las membranas celulares del daño de los radicales libres).

El aceite de cáñamo, obtenido del procesamiento de la planta de Cannabis Sativa L., no posee propiedades psicoactivas ya que la materia prima de la que se deriva no contiene THC (principal molécula psicotrópica) en su interior. Dentro del aceite está presente el fitocomplejo natural constituido por fitocannabinoides (cannabinoides exógenos), terpenos y flavonoides: la interacción entre estos diversos elementos que componen el aceite determina un efecto mayor que la suma del efecto de cada elemento individual (efecto séquito: cada elemento participa en el efecto final global generado por el consumo del aceite con la consecuente actividad biológica mayor). Los tres principales grupos de moléculas (fitocannabinoides, terpenos y flavonoides) tienen todos fuertes propiedades antiinflamatorias: determinan un aumento en la producción de interleucina-10 (que posee propiedades antiinflamatorias) y al mismo tiempo reducen la producción de moléculas proinflamatorias (ej. citoquinas y TNF-alfa). Los terpenos, en este contexto, se unen a los receptores de prostaglandinas favoreciendo el efecto antiinflamatorio del fitocomplejo.

El aceite de cáñamo también ayuda a contrarrestar el desarrollo de radicales libres (por ejemplo, las especies reactivas del oxígeno ROS, que causan efectos dañinos para el organismo) gracias a sus propiedades antioxidantes (dependientes principalmente de los flavonoides) y neuroprotectoras (útiles para ralentizar la degeneración neurológica cerebral y periférica y para estimular el pensamiento cognitivo de los animales). Finalmente, el aceite de cáñamo es conocido por sus propiedades nutracéuticas, ya que es una fuente excepcionalmente rica en ácidos grasos esenciales (en particular ácido γ-linolénico y esteáridonico), con un contenido perfectamente equilibrado de ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 y Omega-6, en una proporción de 3:1, considerada óptima para fines dietéticos.

El equilibrio de ácidos grasos insaturados, el contenido de fitosteroles, tocoferoles, vitaminas y minerales, favorecen la salud de la piel, el colesterol y la glucemia, apoyan la función de músculos y articulaciones (favoreciendo la mejora de la movilidad de los animales) y sostienen las defensas inmunitarias. El Aceite de Cáñamo también puede contribuir a aliviar los dolores articulares y calmar el estrés y los traumas (gracias al efecto calmante proporcionado por el fitocomplejo de la planta). El Aceite de Cáñamo no tiene contraindicaciones para la salud de los animales, tanto de tamaño pequeño como grande.

Los Omega-3 y Omega-6 son ácidos grasos poliinsaturados. Los ácidos grasos omega-3, también llamados ácidos grasos ω-3 o n-3, son ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) caracterizados por la presencia de un doble enlace a tres átomos de distancia del grupo metilo terminal en su estructura química. Están ampliamente distribuidos en la naturaleza, siendo componentes importantes del metabolismo lipídico animal. Los tres tipos de ácidos grasos omega-3 son el ácido α-linolénico (ALA, definido como ácido graso esencial, ya que los animales, incluidos perros y gatos, no pueden producirlo y deben necesariamente obtenerlo a través de la alimentación), presente en los aceites vegetales, y el ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA) (estos últimos definidos como "esenciales condicionados").

Los ácidos grasos omega-6, también llamados n−6 o ácidos grasos ω−6, son una familia de ácidos grasos poliinsaturados, de origen vegetal, que tienen el primer doble enlace C=C en el sexto átomo de carbono contando desde el final del ácido graso, cuyo último átomo es, precisamente, definido como carbono ω (omega, última letra del alfabeto griego). El ácido linoleico (18:2), el omega 6 de cadena más corta, es un ácido graso esencial. Los omega-3 ejercen un papel estructural (incorporados en las membranas celulares), antiinflamatorio, antiagregante y fluidificante, positivo en las patologías metabólicas (reduciendo los triglicéridos en exceso), protector en los eventos cardio-cerebrovasculares y mejorador en algunas funciones cerebrales. En los estudios con animales, de hecho, los ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 han reducido la expresión de marcadores inflamatorios con reducción de la percepción del dolor (muy útil en condiciones de inflamación aguda o crónica), de la degradación del cartílago y del estrés oxidativo; los Omega-3 reducen la producción de eicosanoides (prostaglandinas, tromboxanos, leucotrienos y metabolitos relacionados), interleucinas y de las moléculas involucradas en las interacciones inflamatorias entre leucocitos y células endoteliales [28], una acción muy útil para reducir el estado inflamatorio y para los trastornos caracterizados por una respuesta inmunitaria activada de forma inapropiada (por lo tanto útiles en el manejo de enfermedades inflamatorias y autoinmunes).

Los Omega-3, por lo tanto, resultan útiles para aliviar la inflamación y el picor, disminuir la sequedad de la piel reforzando su función de barrera protectora y mejorando el aspecto del pelaje, contribuyen a mejorar el sistema inmunitario y ralentizan los daños en el cartílago, epitelio dérmico e intestinal. Los ácidos grasos omega-6 son esenciales porque son los precursores de los queratinocitos, que se encuentran en la piel y tienen una función protectora para el organismo, y también para la estructura de las membranas celulares mismas, porque son precursores de los fosfolípidos que componen las membranas celulares. Además, a partir del Ácido Araquidónico, que deriva del Ácido Linoleico, se producen los eicosanoides (entre ellos las prostaglandinas, las prostaciclinas, los tromboxanos y los leucotrienos), es decir, moléculas importantes para la inflamación que, cuando no es excesiva o innecesaria, es un proceso defensivo importante para el organismo (por ejemplo, para combatir agentes infecciosos o regenerar heridas). Cuando se habla de Omega-3 y Omega-6, de hecho, es importante considerar la relación entre ellos, no tanto las cantidades individuales: una relación de aproximadamente 3:1 de Omega-6 y Omega-3 resulta óptima para equilibrar mejor los efectos de estas importantes moléculas.

Son una clase de compuestos químicos orgánicos (α-, β-, γ- y δ-tocoferol) que pertenecen al grupo de compuestos denominados Vitamina E junto con los Tocoferoles. Son potentes antioxidantes liposolubles con acción protectora frente a los estrés oxidativos (causas de condiciones patológicas) y poseen efectos inmunomoduladores muy significativos.

Todos los Tocoferoles son potentes antioxidantes con capacidad para eliminar los radicales peroxilo lipídicos (reducen la producción de especies reactivas de oxígeno, ROS, y de nitrógeno, RNS, limitando la peroxidación lipídica), inhiben los eicosanoides (moléculas proinflamatorias) catalizados por ciclooxigenasa y 5-lipoxigenasa (respectivamente COX y 5-LOX, objetivos clave en una terapia antiinflamatoria) y suprimen la señalización proinflamatoria como NF-kB y STAT3/6 (transductor de señal y activador de la transcripción proinflamatoria). Estudios en animales y en humanos demuestran que los Tocoferoles pueden ser útiles contra las enfermedades asociadas a la inflamación y que mejoran las respuestas inmunitarias en modelos animales y humanos, confiriendo protección contra diversas enfermedades infecciosas.

La Vitamina E posee efectos inmunomoduladores muy importantes, observados tanto en modelos animales como humanos; es capaz, de hecho, de inhibir la actividad de la proteína quinasa C (PKC, y en consecuencia inhibir la agregación plaquetaria), reducir la proliferación de monocitos, macrófagos, neutrófilos y al mismo tiempo aumentar la producción de linfocitos, inmunoglobulinas, respuestas anticuerpos, actividad de las células natural killer (NK) y producción de interleucina 2 (IL-2), mejorando las respuestas inmunitarias del organismo y aportando una mayor resistencia contra diversos agentes patógenos.

Los tocoferoles, por lo tanto, gracias a sus efectos, contribuyen a proteger las membranas celulares y el colágeno, mejoran la circulación sanguínea contribuyendo a la formación de glóbulos rojos (y, en consecuencia, favorecen el aporte de oxígeno a los tejidos), favorecen la reparación de los tejidos dañados y la hidratación de la piel, y mantienen la integridad de los componentes fosfolipídicos de las membranas biológicas.

Se trata de la cantidad de materia inorgánica que se obtiene después de la combustión del producto; cuanto más baja sea, menos material de desecho posee el producto. Un parámetro sinónimo de buena calidad (depende obviamente del tipo de alimento porque varía si hablamos de carne, verduras o pescado) puede rondar el 5%, el producto Enecta tiene una concentración inferior al 0,05%.